Los vecinos de Maui tuvieron escasas alertas sobre la llegada del fuego

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La magnitud de la tragedia en la isla hawaiana de Maui es de dimensión extraordinaria, pero aún puede ser mucho peor. De momento, las autoridades del condado de Maui han elevado a 80 el número de muertos y a 1.000 el de desaparecidos. Ya es la mayor tragedia por un desastre natural registrada desde que el archipiélago hawaiano tiene condición de estado.

El incendio en ese territorio ha subido a 80 muertos el sábado, tras un nuevo recuento. El propio gobernador, Josh ­Green,  ya había asegurado este viernes que “el número de muertos va a crecer de forma significativa”.


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Lo afirmó al anunciar que los vecinos de Lahaina, ciudad histórica que fue capital del reino de Hawai y donde se concentran los daños humanos y materiales, podrían empezar a regresar ayer a sus residencias. O lo que queda de ellas: un 80% está en ruinas y cenizas. “Preparaos para el impacto emocional. Siento que, a partir de mi experiencia de 25 años en emergencias en un hospital, regresar será todo un shock para muchos”, dijo.


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Son muchos los residentes que buscan a familiares y que recurren a las autoridades solicitando información. El gobernador no ofreció cifras. Sí lo hizo el jefe de policía del condado de Maui, John Pelletier. Estimó que el número de desaparecidos se sitúa en 1.000 aproximadamente, aunque matizó que no tenía una certeza absoluta.

“Esto no significa que todos hayan fallecido, ni cuantos pueden haber sobrevivido”, precisó en medio del caos provocado por la devastación. No descartó que una parte de esas personas formen parte de los que lograron salir de sus hogares y hallar refugio. En una isla de 12.000 vecinos, al menos 2.000 se han quedado sin techo y se necesitaba encontrarles un lugar de estancia, en hoteles u otras casas. En ese momento todavía no había empezado la búsqueda en los edificios arrasados.

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Una persona anda por las calles destrozadas de la isla de Maui

PATRICK T. FALLON / AFP

“Ni en un millón de años habría imaginado que el fuego llegaría a nuestro domicilio”, declaró La Phena Davis a la CNN en medio del desastre.

Otra de las cuestiones que han emergido con el paso de las horas se centra en las alarmas. Numerosos residentes aseguraron que las sirenas de fuego no funcionaron y que solo fueron alertados cuando las llamas, que se movían a gran rapidez, ya estaban ahí.

“No puedo comentar si sonaron las alarmas, fue una situación muy complicada”, señaló Richard Bissen, alcalde del condado de Maui. “Todo sucedió muy rápido”, y apuntó que hubo vientos que alcanzaron los 128 kilómetros por hora, lo que impulsó el fuego.

Según lo manifestado, las auto­ri­da­des optaron por enviar alertas a los teléfonos móviles o por televisión y radio, pero los apagones generalizados de energía y de los celulares hicieron que esas alertas no llegaran a su destino.

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Nathan Rivera
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